Agosto 12

Opereta

La langosta y tu mirada indiferente pero atenta. Que ganas de cometer aquella estupidez pero creo que ya comprendí esa lección. Tu refugio sagrado. Mi plan de escaparme. La no comunicación.

Luego tú sonrisa y el permiso. No sé si proyecte aquella visión o fue tu mensaje etéreo que llego hasta mi.

Mientras sigo agazapado en un rincón.

Caída libre ? 

Nocturnal

No sabia que recordaba estos pantanosos terrenos, pensé que ya eran verdes prados. Pero el mar creció, la marisma apareció. La luna y la niebla volvieron, siento la humedad que llega a mis pulmones. Oigo ese canto persistente que creía olvidado, pero ahora me doy cuenta que solo había pasado a un segundo plano, lo oigo nuevamente y retumba en mi cráneo como una pésima canción.

la incertidumbre se manifiesta como un agudo zumbido en mi cráneo. Siento mis pies mojados, embarrados, no me puedo mover con soltura... tu situación es tremenda, hace parecer la mía pequeña... la incertidumbre y la lejanía tienen solución, lo otro ya no  (lo siento mucho mas de lo que imaginas), no puedo pensar con claridad, me desconcierta el riachuelo, escucho bestias a lo lejos, pero no puedo verlas. Sigo acá estancado esperando no se bien que, pero esperando. Desconcertado me muevo en círculos lentamente camino de un lugar a otro para volver donde estaba. La noción del tiempo se descascara, tu pelo debe estar un poco mas gris (hermosa), y tu cabeza hecha un globo.

La marisma

la noche

la niebla

una persona a la deriva es algo difícil de contextualizar 

comunícate x fa 

sa y g

Una trenza roja y blanca nos dio la bienvenida, el desierto que se abre, la ciudad que se cubre de polvo y se oxida, la casa familiar que contrastaba por su verde, recuerdo unas escaleras, la humedad y el sonido del agua, ese letrero tan antiguo como el lugar anunciando clases de ingles para todos los niveles estuvimos ahí, casi por compromiso, nuestra misión siempre fue otra

Llegamos a ese ritual milenario en un centro comunitario, fuimos los invitados (con todo lo que eso implica), engullimos algún sagrado animal, no recuerdo como lo prepararon y para concluir tuvimos el honor de beber del caldo de una ave que nunca conocí ni vi de nuevo, si mal no recuerdo se llamaba navaivano o nauaivalo.

Después de ese honor, llegamos al islote diseñado en la lejana capital, construido sobre el único humedal de la región, cuya finalidad fue la de controlar el agua de riego sobre las monótonas y artificiales parcelas de agricultura.

Finalmente aparecimos en la parcela de la familia que nos convoco hasta ese lugar, debíamos salvar el terreno que desaparecía. Lo demás  recuerdos son borrones rápidos, tantear el terreno, llegar a la cima del islote, abrir las compuertas, la gran ola y el nado masivo. ABRAZAR LA SUSTANCIA. los antiguas canciones de victoria sonaron de nuevo, la alegría, las piruetas de los dos, finalmente la despedida... 

Mezcla

La casa trasera, limpiar el transporte, volver a ver el vidrio triple capa roto. entrar a la casa ver un par de habitantes que viven mas atrás. no encontrar trozos de vidrio, salir y ver una gran camioneta color rojo, sucia, lavarla. La llegada de los parientes, despertar! llegar tarde y dejar todo inconcluso

De dos a tres meses enjaulado, injusticia, resignación. Otras situaciones llevaron el asunto a un lugar tormentoso.

Aquel monedero perdido, la mujer mapuche. El extremo sur, el escenario, la debacle, la tranquilidad de los polvos, el cocodrilo albino y el partido de fútbol.

El barrio hermoso, la casa museo semi hundida.

La puerta de vidrio, la oficina de enfrente, esas voces. Ambos vestíamos de amarillo. tomamos el ascensor, me acerque con firmeza, fuimos vecinos por un largo rato, recuerdo la tibieza.